Comentario
MEMORIAL 9
Pedro fernández dequiros. Digo que está por descubrir la parte del sur hasta su polo, un circuito de 5.500 leguas, sin saberse si es tierra o agua, o que partes tiene de las dos.
Ya consta ser de más de 1.000 leguas de tierras pobladas de diversas gentes que en ella están, vistas por otros descubridores y por mí; y de algunas dellas no se saben los finis suyos.
Porque estar tan engolfados y ser sus moradores gentes sin arte y posible de poder navegar a lejas partes, arguye la vecindad de grandes tierras que prometen por sus sitios ser tan buenas como éstas.
Que ningunas islas pobladas en todos los descubrimientos hechos se han hallado lejos de tierra firme.
Tengo practicado muchos años prior que los descubridores pasados tuviesen una sola hora de semejantes negocios, y que soy testigo de vista y tengo de aquellas partes a estas a dar el aviso y ella a noticia confusa; y van de estas para aquellas y en todo cuanto ha sido, es y será el bien que por su medio se ha conseguido.
Que en aquella jornada públicamente ayudé al Adelantado Alvaro de Mendaña a sustentar el servicio de V.M., con tanto riesgo mío como lo traigo probado, y gasté en ella y después acá toda mi hacienda y tiempo cumplido de siete años, que doy por bastante prueba de mi deseo y, aún, de mi paciencia, con haberme negado en todo, y dejo de apuntar los grandes peligros, los muchos contrarios y continuos trabajos y a los que de nuevo me ofrezco y no los ignoro.
Que don Luis de Velasco, Vissorey de Perú, de quien para V.M. tengo carta, ha examinado esta causa, a donde se pudo tener della entera luz y de todo muy comedida satisfacción.
Que ya puedo con razón decir que excito la voluntad de Dios en su Vicario Universal, como lo puedo mostrar por seis breves que de buena voluntad a mi humilde petición hizo merced conceder en favor suyo, y por ella misma tengo éste por el mejor de los principios de sus semejantes y me asegura a de tener en lo espiritual y temporal el mejor de todos los finis y que excito nuevos males y me parece que la que llaman desgracia es el no ser sana la intención de los obreros.
Que esta demanda en todo promete mucha grandeza y es justa y santa y muy digna de la mucha cristiandad de V.M., por mis servicios no puedo igualar mis fuerzas con mis deseos y a ésta falta todo se me hace casi imposible y cada hora un siglo.
Que el duque de Sesa en Roma la examina tan despacio y curiosamente cuanto le han dado lugar 17 meses que en su casa me tuvo, y tanto más cuanto le movió el celo y tiene de las cosas que prometen lo que está en el servicio de Dios y de V.M., como contará de su carta a que me remito y todo a papeles.
Suplico a V.M. que encarecidamente puedo se sirva hacerme merced mandar sea oído como en el primero memorial le pido, pues la merece el valor de mi demanda y no desmerece la verdad con que la trato y los deseos que de conseguir le tengo o dejen ganado, porque mi poca comodidad no puede sufrir ya tantas dilaciones, ni mis pocas fuerzas vencer tantas dificultades, quedando siempre vivas las mayores.